evolucion de la dentadura humana

Evolución de la dentadura humana

Al igual que los aviones cuentan con una caja negra con información relevante en caso de accidente, los humanos contamos con una caja negra particular del organismo: los dientes. En ellos quedan reflejados los diferentes acontecimientos que sufrimos a lo largo de nuestra vida. Esto es posible gracias a que en su interior, las células contienen ADN. De esta forma, los dientes se tratan de una de las partes del cuerpo que guardan mayor cantidad de información y más fidedigna. Por ejemplo, no dan información sobre el tipo de alimentación, las patologías que sufrieron, sus usos culturales, el ambiente en el que vivió, e incluso el sexo o la edad de sus dueños. Se convierten así en pequeños mapas que cuentan la historia y las migraciones de los distintos homínidos.

De ahí, la importancia y utilidad del estudio de estas piezas, las cuales son fundamentales en campos de estudio como la Paleoantropología.

¿Por qué los dientes nos dan tanta información?

Los hallazgos fósiles nos revelan cómo era la vida en el pasado. Gracias a su conservación, los dientes conforman uno de los elementos más significativos en el estudio y la evolución del ser humano. Gracias a su composición y protección, podemos hallarlos en buen estado comparado con otras partes del cuerpo.

Esto es posible gracias a las células encargas de formar el esmalte y la dentina, lo cuales son los tejidos más duros y resistentes del cuerpo humano. Estas células segregan sustancias orgánicas que terminan por mineralizarse, lo que facilita la conservación de los dientes una vez un cuerpo muere y se deteriora.

¿Cómo eran antes los dientes humanos?

A lo largo de la evolución humana, los dientes también sufrieron su propia evolución. La principal diferencia entre las especies más antiguas de humanos es el tamaño de los dientes y sus raíces. Estas raíces eran mucho más robustas y fuertes, con dientes mucho más grandes y con una topografía de la corona más compleja. Los dientes eran más masivos, con cúspides y granulaciones o rugosidades. Esta topografía dental y el tamaño de las raíces han disminuido considerablemente con el paso de tiempo. Ya el Homo Sapiens presenta diferencias con sus antepasados, con dientes, maxilares y mandíbulas de menor tamaño. De esta forma, los dientes humanos modernos se simplifican.

A parte de esto, la dentadura humana sigue compartiendo muchas características con nuestros antepasados. Tenemos el mismo de numero de dientes, y la misma fórmula dental (2123). Sin embargo, los humanos más modernos no tenemos diastema, característico de los primates con caninos de talla alta. Los molares y su morfología es también bunodonta, lo que significa que presenta cúspides redondeadas y poco desarrolladas, también presentes en primates.

¿Por qué tenemos dientes más pequeños que nuestros antepasados?

Una de las principales diferencias con nuestros antepasados es la reducción dental. Esta es la principal tendencia evolutiva que presenta una reducción del tamaño de los dientes en los humanos modernos.

En primer lugar, esta evolución se debe a la adopción de nuevas técnicas en la preparación de alimentos. Al cocinarse, se reduce la presión masticatoria que tenían que ejercer los dientes. Además, la hibridación y mestizaje genético pudo haber generado dicha reducción y simplificación de estructuras dentales.

Por otro lado, adquirir una dieta blanda incidió en la selección de dientes pequeños. A su vez, una dieta suave y más cariogénica también pudo suponer un determinante a la hora de la selección de dientes de menor tamaño, ya que esto podría decrecer la susceptibilidad a las caries, mucho más complejo en dientes grandes y superficies oclusales.

Como hemos visto, nuestros dientes cuentan nuestra historia. De ahí la importancia de su estudio y de su evolución.