¿Qué es un irrigador bucal y para qué sirve?
La constante evolución tecnológica permite que nuestro día a día sea cada vez de mayor calidad. Y nuestro sector dental no se queda atrás. Hoy por hoy, contamos con numerosos instrumentos y técnicas que mejoran exponencialmente nuestra salud.
Gracias a las numerosas innovaciones nuestra higiene dental está más cuidada que nunca en la historia. Esto provoca que contemos con una dentadura más fuerte y sana por mucho más tiempo.
Y es que, en un sector en constante perfeccionamiento, las herramientas a las que podemos acudir son numerosas y específicas para cada afección. Entre estas novedades encontramos el irrigador bucal. Aunque no sea tan utilizado como el cepillo de dientes por el consumidor medio, sus beneficios no lo dejan indiferente. Veamos en qué consiste un irrigador bucal, qué beneficios nos puede aportar y para qué tipo de casos está recomendado.
En qué consiste esta herramienta de higiene dental
Un irrigador bucal es una herramienta más para mejorar nuestra higiene bucodental y fundamental para disfrutar de una sonrisa saludable. Puede ser para uso diario y cuenta con un funcionamiento simple. Se trata de un utensilio que aplica un chorro de agua a presión sobre los dientes y las encías, con los siguientes objetivos principales:
- Eliminar la placa bacteriana en zonas en las que el cepillo no llega, como las zonas entre diente y diente, su superficie y el borde de las encías.
- Conseguir una mayor limpieza de: implantes, coronas, puentes fijos, ortodoncia y fundas
- Estimular las encías mediante un suave masaje con el objetivo de mejorar su aspecto y reducir el sangrado y prevenir la gingivitis.
- Obtener una mayor sensación de limpieza y frescor
Es un método muy utilizado en las clínicas dentales, y ahora es posible tener uno en tu propia casa. Ambos tienen un funcionamiento muy similar, siendo mucho más sencillo el que tenemos en casa. Así, se convierte en un complemento ideal para añadir a nuestra rutina, ya que un uso correcto y prolongado mostrará beneficio en un corto periodo de tiempo.
No olvides que esto es un complemento. Siempre deberás usar tu cepillado habitual además de la seda dental para obtener una limpieza óptima día a día. Esto, junto a las limpiezas dentales profesionales en una clínica dental con regularidad, te proporcionará una sonrisa bonita y sana.
Tipos de irrigadores bucales
Si estás pensando en comprarte uno, te vamos a dar algunos consejos para una compra efectiva. Actualmente, hay numerosos tipos de irrigadores en el mercado. Podemos encontrar desde irrigadores súper tecnológicos hasta otros más sencillos. Por ello, debes analizar si tu necesidad requiere uno u otro. Si por ejemplo solo buscas una limpieza más profunda, el irrigador básico te funcionará.
En algunos casos, un irrigador puede venir con cabezales diferentes para poder cambiarlos según tus necesidades. Además, según el tipo de limpieza que necesites puedes regular la presión del agua para una mayor efectividad.
En cuanto a su funcionamiento, los irrigadores cuentan con un depósito de agua. Existen algunos tipos en los que, si el fabricante lo especifica, se puede sustituir el agua por colutorio. Pero para asegurar su correcto funcionamiento, te recomendamos que sigas siempre las instrucciones del fabricante.
¿Cómo se usa?
Desde tu clínica dental Eduardo López, te explicamos cómo se utiliza este complemento para tu higiene diaria:
- Lo primero de todo, te recomendamos que leas las instrucciones y recomendaciones del fabricante, ya que, dependiendo del modelo, unos tendrán unas opciones u otras. Una vez entiendas su funcionamiento, podrás empezar a utilizarlo.
- A continuación, es necesario que realices tu limpieza después de haberte cepillado los dientes como haces habitualmente. Tras tu cepillado, realiza un repaso en los espacios interdentales y bajo las líneas de las encías con la ayuda del hilo o seda dental. También puedes utilizar perfectamente cepillos interproximales.
- Rellena el depósito con agua o colutorio en función de los resultados que busques y de las recomendaciones del fabricante.
- Antes de empezar a utilizar tu irrigador bucal, ajusta la presión del agua para no dañar el esmalte de tus dientes. Si durante su uso quieres cambiar la presión, puedes pararlo y volver a regularlo.
- Coloca la boquilla que mejor se adapte a tus necesidades
- Una vez tenga a punto tu irrigador, puedes empezar tu limpieza. Para ello, dirige el chorro de agua hacia tus piezas dentales, incluyendo la línea de las encías y los espacios interdentales. Para evitar salpicaduras, puedes realizar el proceso con la boca medianamente cerrada.
- Para un acabado mucho más fresco, puedes utilizar tu colutorio habitual. Recuerda no beber agua hasta 30 minutos después de tu limpieza para que tenga mayor actuación en tu boca.
- No olvides lavar y secar la boquilla y el depósito del irrigador después de su uso
Este complemento es ideal utilizarlo unos dos minutos al día. No dudes en ponerte en contacto con nosotros si tuvieras alguna duda.
Recomendado para pacientes
Debemos aclarar que este tipo de herramientas están recomendadas para todo el mundo que busque una higiene especialmente cuidadosa. Sin embargo, hay pacientes a los que este tipo de tratamientos en casa les beneficia en especial. Entre estos pacientes encontramos:
- Personas con implantes dentales.
- Personas con ortodoncia.
- Personas con alguna enfermedad periodontal, que sufran de encías inflamadas o con tendencia a sangrado.
- Personas con hipersensibilidad.
- Personas diabéticas, ya que esta enfermedad está relacionada con la periodontitis y, por lo tanto, tienen que ser muy cuidadosos en cuanto a su higiene oral.
Todos estos pacientes podrán conseguir una mejora notable gracias al uso de un irrigador bucal, sin embargo, como ya sabes, es un complemento perfecto para el cepillado y recomendable para la higiene bucal diaria de todas las personas.